por Sembrando Rebeldía
El día 11 de enero, en el marco de las actividades realizadas
para la generación de prácticas que siembren la organización en comunidad desde
el trabajo individual y en equipo, se llevó a cabo en la comunidad de
Coyolilllo la actividad del corte de café, en donde personas del lugar nos
brindaron amablemente la oportunidad de conocer el proceso de corte y
recolección de las semillas de café, permitiendo que los acompañásemos a sus
fincas para poder así conocer y aprender la forma en la que los frutos de los
cafetales deben ser cortados.
La experiencia fue emocionante. Compañeros y compañeras nos
dimos cita en la comunidad a eso de las 11 del día para emprender la caminata
hacia la finca de café en la cual estaríamos trabajando. Primero conseguimos
unas cubetas, puesto que los tenates (canastitas hechas de palma en donde se
coloca la semilla de café una vez cortada) no eran suficientes para todos, por
ello improvisamos otras herramientas. Una vez reunidos todos y todas en la casa
de la señora que encabezaría la actividad y teniendo las cosas necesarias para
emprender el viaje, comenzamos la caminata.
El día era hermoso, el sol brillaba en lo alto y hacía calor,
era un buen día para ir a “cortar”. Salimos del pueblo y caminamos un poco mientras
platicábamos entre todos hasta llegar a la finca en la cual se desarrollaría el
corte. Los lugareños comenzaron a explicarnos la técnica para la recolección de
la semilla de café, la cual consiste en identificar en las matas las semillas rojas
y cortarlas sin el palito que une a la semilla con la planta, ya que si el
palito es cortado, la planta no podrá florecer de nuevo; también nos explicaron
que el corte llevaba cierto orden con respecto a la ubicación de las matas para
hacer más ágil la recolección. Nos repartimos los tenates y las cubetas y
comenzamos a buscar las matas en las que comenzaríamos a cortar.
Era sorprendente ver la forma en la que los niños se
involucran en el corte, la habilidad que a su edad han desarrollado para la
recolección y la relación de respeto y conocimiento que tienen de la
naturaleza.
De manera tal vez torpe, pero muy efusiva y alegre, mis
compañeros y yo nos dedicamos a caminar entre las matas cortando semillas rojas
para intentar así llenar nuestras cubetas de frutos de café. Entre ramas,
mosquitos y olor a hierbas nos encontrábamos. Las señoras avanzaban más rápido.
Como éramos varios, terminamos relativamente pronto de
cortar, así que era hora de la comida. Este momento fue muy agradable, se hizo
una fogata para calentar la comida que cada quien había traído para compartir y
se llevó a cabo un convivio campestre en donde todos disfrutamos de los ricos
alimentos.
Bueno, hay también diversas situaciones importantes que deben
ser señaladas. Desafortunadamente, la difícil situación económica orilla a que
se lleven a cabo robos de café en las fincas, sin que las personas que han
trabajado estos terrenos puedan tener alguna clase de control al respecto. Esto
afecta directamente a los productores de café, ya que aparte de la pérdida
económica que esto implica, también es una situación que se resiente como
persona, ya que esos granos de café representan días de trabajo y esfuerzo al
lado de la tierra que los llena de vida.
Otra situación que se debe señalar, es
el bajo costo en el cual se compra el café cereza o semilla de café a los
productores directos y el precio tan elevado en el cual se vende en el mercado,
hecho que representa una enorme desigualdad en la relación trabajo-beneficio.
Situaciones como las anteriores nos hace pensar sobre la
importancia de desarrollar actividades que fomenten el apoyo mutuo y la
organización en comunidad, ya que así podemos trabajar entre todos y buscar el
bien común.
El corte de café llevado de la mano de personas de la comunidad
ha sido una experiencia grata, en la cual aprendimos cosas de personas que
tienen mucho que compartir con nosotros y con quien esté dispuesto a participar
con dedicación y compromiso. También la realización de actividades como esta
ayuda a fortalecer el vínculo de amistad y compañerismo que se ha estado
generando entre la comunidad y las personas que tenemos la fortuna de colaborar
allí, y que ya casi no se encuentran presentes en las dinámicas cotidianas de
la urbe. Una muestra de ello fue el hecho de que camino de regreso a Coyolillo,
las señoras y los niños compartieron con nosotros el camino hacia un mirador
desde el cual se puede apreciar toda la comunidad, no hace falta decir que la
vista desde allí es hermosa.
Pues bien, es así como continuaremos involucrándonos en la
creación de nuevas formas de relacionarnos con nuestro entorno social y
natural, ya que son muchas las ganas de todos y todas de sembrar rebeldía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario