viernes, 24 de enero de 2014

MANOS CON OLOR DE CAFÉ

por Sembrando Rebeldía



El día 11 de enero, en el marco de las actividades realizadas para la generación de prácticas que siembren la organización en comunidad desde el trabajo individual y en equipo, se llevó a cabo en la comunidad de Coyolilllo la actividad del corte de café, en donde personas del lugar nos brindaron amablemente la oportunidad de conocer el proceso de corte y recolección de las semillas de café, permitiendo que los acompañásemos a sus fincas para poder así conocer y aprender la forma en la que los frutos de los cafetales deben ser cortados.


La experiencia fue emocionante. Compañeros y compañeras nos dimos cita en la comunidad a eso de las 11 del día para emprender la caminata hacia la finca de café en la cual estaríamos trabajando. Primero conseguimos unas cubetas, puesto que los tenates (canastitas hechas de palma en donde se coloca la semilla de café una vez cortada) no eran suficientes para todos, por ello improvisamos otras herramientas. Una vez reunidos todos y todas en la casa de la señora que encabezaría la actividad y teniendo las cosas necesarias para emprender el viaje, comenzamos la caminata.
El día era hermoso, el sol brillaba en lo alto y hacía calor, era un buen día para ir a “cortar”. Salimos del pueblo y caminamos un poco mientras platicábamos entre todos hasta llegar a la finca en la cual se desarrollaría el corte. Los lugareños comenzaron a explicarnos la técnica para la recolección de la semilla de café, la cual consiste en identificar en las matas las semillas rojas y cortarlas sin el palito que une a la semilla con la planta, ya que si el palito es cortado, la planta no podrá florecer de nuevo; también nos explicaron que el corte llevaba cierto orden con respecto a la ubicación de las matas para hacer más ágil la recolección. Nos repartimos los tenates y las cubetas y comenzamos a buscar las matas en las que comenzaríamos a cortar.



Era sorprendente ver la forma en la que los niños se involucran en el corte, la habilidad que a su edad han desarrollado para la recolección y la relación de respeto y conocimiento que tienen de la naturaleza.
De manera tal vez torpe, pero muy efusiva y alegre, mis compañeros y yo nos dedicamos a caminar entre las matas cortando semillas rojas para intentar así llenar nuestras cubetas de frutos de café. Entre ramas, mosquitos y olor a hierbas nos encontrábamos. Las señoras avanzaban más rápido.
Como éramos varios, terminamos relativamente pronto de cortar, así que era hora de la comida. Este momento fue muy agradable, se hizo una fogata para calentar la comida que cada quien había traído para compartir y se llevó a cabo un convivio campestre en donde todos disfrutamos de los ricos alimentos.  

Bueno, hay también diversas situaciones importantes que deben ser señaladas. Desafortunadamente, la difícil situación económica orilla a que se lleven a cabo robos de café en las fincas, sin que las personas que han trabajado estos terrenos puedan tener alguna clase de control al respecto. Esto afecta directamente a los productores de café, ya que aparte de la pérdida económica que esto implica, también es una situación que se resiente como persona, ya que esos granos de café representan días de trabajo y esfuerzo al lado de la tierra que los llena de vida. 



Otra situación que se debe señalar, es el bajo costo en el cual se compra el café cereza o semilla de café a los productores directos y el precio tan elevado en el cual se vende en el mercado, hecho que representa una enorme desigualdad en la relación trabajo-beneficio.  







 
Situaciones como las anteriores nos hace pensar sobre la importancia de desarrollar actividades que fomenten el apoyo mutuo y la organización en comunidad, ya que así podemos trabajar entre todos y buscar el bien común.
El corte de café llevado de la mano de personas de la comunidad ha sido una experiencia grata, en la cual aprendimos cosas de personas que tienen mucho que compartir con nosotros y con quien esté dispuesto a participar con dedicación y compromiso. También la realización de actividades como esta ayuda a fortalecer el vínculo de amistad y compañerismo que se ha estado generando entre la comunidad y las personas que tenemos la fortuna de colaborar allí, y que ya casi no se encuentran presentes en las dinámicas cotidianas de la urbe. Una muestra de ello fue el hecho de que camino de regreso a Coyolillo, las señoras y los niños compartieron con nosotros el camino hacia un mirador desde el cual se puede apreciar toda la comunidad, no hace falta decir que la vista desde allí es hermosa.
 





Pues bien, es así como continuaremos involucrándonos en la creación de nuevas formas de relacionarnos con nuestro entorno social y natural, ya que son muchas las ganas de todos y todas de sembrar rebeldía.



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